UNA NOCHE CON FORSYTHE

THE VERTIGINOUS THRILL OF EXACTITUDE

Coreografía: William Forsythe
Música: Franz Schubert
Escenografía: William Forsythe
Figurines: Stephen Galloway
Diseño de iluminación: William Forsythe
Repetidor/ puesta en escena: Noah Gelber
Duración: 13 minutos
Montado sobre el movimiento final de la novena sinfonía de Schubert, The Vertiginous Thrill of Exactitude utiliza todo el arsenal del repertorio del ballet clásico: tutú, zapatillas de punta, virtuosismo y lirismo y una relación amistosa entre los bailarines del sexo opuesto. Este paso a cinco es una demostración asombrosa de la técnica clásica en su estado más puro, tal y como la utiliza Forsythe - como punto de partida para posibilidades coreográficas - destilada en su forma más brillante y fluida.
Es un homenaje afectuoso a Petipa y Balanchine, en cuanto a sus códigos, sus estructuras compositivas (solos intercalados en medio de pasos a dos, pasos a tres y movimientos de grupo), su precisión y su vibrante trabajo de allegro. The Vertiginous Thrill of Exactitude también es una clara celebración del bailarín y de su capacidad de transformar la dificultad técnica en dominio y control, la encarnación de una tradición en la danza.
(Roslyn Sulcas)

ARTIFACT SUITE
Coreografía: William Forsythe
Música: Parte I: J.S. Bach: Chacona, Partita nº.2 BWV 1004 en Do menor, interpretada por Nathan Milstein.
              Parte II: Eva Crossman-Hecht, interpretada por Margot Kazimirska.
Escenografía, diseño de iluminación y figurines: William Forsythe
Repetidores/puesta en escena: Agnes Noltenius, Maurice Causey
Duración: 45 minutos
Artifact Suite, es una versión condensada del ballet Artifact, de William Forsythe, enfocada en la parte puramente balística del ballet original. Artifact Suite fue estrenada el 15 de septiembre de 2004 por el Scottish Ballet. Basado en las tres secciones del ballet original de 1984 –partes 1, 2 y 3 – el trabajo, con el transcurso del tiempo, ha adquirido vida propia como una obra abstracta que destila los principios y protocolos del ballet clásico para convertirlos en un hipnótico evento teatral.
El ballet abre con un glorioso doble pas de deux, enmarcado por 30 bailarines del cuerpo de baile, con la Chacona de Bach, Partita No.2 para solo de violín en do menor. Surgiendo inesperadamente de las filas simétricas de bailarines que se alinean a los lados y la parte trasera del escenario, dos parejas ejecutan una danza de impresionante belleza, llena  de extensiones off-balance e inesperados desplazamientos de peso.
Estos dramáticos pas de deux, elaboran y amplían de modo extraordinario las posiciones y planos formales del ballet; pero esta tradición – y nuestras expectativas – son abruptamente alteradas al bajarse repentinamente el telón en mitad de la escena, solo para elevarse de nuevo sobre una renovada visión de la belleza.
La segunda sección de Artifact Suite está acompañada por una pieza de piano interpretada por Eva Crossman-Hecht  y cuyas repetitivas y urgentes líneas sonoras subrayan la imagen del cuerpo de baile como una máquina compleja, casi marcial, con el ballet como herramienta de precisión. Se ofrece una demostración de espectáculo y tradición – el poder visual del conjunto homogéneo, bailarines principales, una música poderosa, un proscenio enmarcado – incluso cuando la misma obra cuestiona todo esto, desafiando la idea que tenemos de lo que el ballet puede llegar a ser.
(Roslyn Sulcas)

ENEMY IN THE FIGURE
Coreografía: William Forsythe
Música: Thom Willems
Escenografía: William Forsythe
Figurines: William Forsythe
Diseño de Iluminación: William Forsythe
Puesta en Escena: Ana Catalina Román
Duración: 29 minutos
En Enemy In The Figure, once bailarines actúan como si estuvieran siendo observados a través de un microscopio. Nerviosos e independientes, se mueven dentro y fuera de las sombras que arroja un enorme foco de luz, sus cuerpos contrastan con un ambiente saturado de tecnología.
Utilizando una pantalla ondeante ubicada en la diagonal del escenario, una cuerda que es impulsada por el suelo como si indicara niveles de energía o mensajes secretos, varios proyectores sobre ruedas manipulados por los bailarines, y un tic-tac, partitura siniestra de Thom Willems, Enemy In The Figure, es un poema oscuro e intrigante acerca de la visión y de la percepción, de la forma y del caos. La luz, tan esencial en la coreografía como los pasos, se filtra a través del escenario en rayos ondulados y fugaces, ampliando y contrayendo el espacio, bañando a los bailarines en un resplandor e introduciéndoles en una penumbra con sombras, cada vez más oscuras, que intensifican la belleza efímera del movimiento.
Colocándose los trajes, cuyos bordes en capas caen sobre sus leotardos blancos o negros, los bailarines salen repentinamente y desaparecen en la oscuridad como erupciones del inconsciente; sus cuerpos aparecen como instrumentos polífonos que pueden crear movimiento desde cualquier punto. Piernas y brazos desarrollan formas angulosas e inconexas, inscribiendo geometría compulsiva como si se revolucionaran contra sus propias sombras cinéticas, generando cadenas infinitas de movimiento en un escenario repentinamente vacío. En un universo que alterna la calma y la exaltación, Enemy In The Figure presenta un poema de misterio y urgencia, aislamiento y conexión, lo mecánico y lo humano: la danza como un medio de posibilidades infinitas.